En algún momento todos la podemos liar ya sea por error o voluntariamente, pero no tanto como le ocurrió a Nick Leeson, el protagonista de la siguiente historia.
Nacido en 1.967 y pasando, entre otras firmas, por Morgan Stanley acabó trasladándose a Singapur después de ser rechazado como corredor de bolsa en Reino Unido por fraude.
Empezaba bien…
En 1.989 es contratado por el Barings Bank, uno de los bancos más antiguos de Inglaterra, ascendiendo en 1.992 a gerente general de un nuevo mercado de futuros en Singapur.
El Sr. Leeson creó un equipo de trading para comenzar a operar en Asia llegando a tener el control absoluto sobre todas las operaciones del banco en la zona.
Como suele ocurrir con muchos traders, cuando ven que su operativa les empieza a dar buenos resultados viendo cómo el dinero entra a espuertas no se le ocurre otra cosa que aumentar su apalancamiento.
Con menos de 30 años ya sabía lo que era el éxito y desde Londres tenían confianza en él.
Tenía un muy buen sueldo para la época.
Estaba en una nube.
Y comenzó la “fiesta”.
Un día el mercado le dió una buena bofetada en su operativa (suele pasar) y tuvo pérdidas.
No las reportó a la central y creó una cuenta llamada “cuenta 88888” calificándola como “errores de Back Office”.
Pasado un tiempo, las operaciones de Nick sobre el índice japonés Nikkei eran tan grandes e importantes, que cuando operaba el mercado empezaba a moverse a su son.
Seguía con rachas malas y enviaba todas esas operaciones fallidas a la cuenta de “errores”.
Hasta que un día creyó encontrar un “método” (muy típico también) con el que pensó que se iba a hacer millonario.
Creía haber encontrado la forma de vencer siempre al mercado.
Sí, ese mercado que suele poner siempre contra las cuerdas a los listillos que se creen más listos que él….
El método que se le ocurrió fue el siguiente:
Estando en posiciones largas sobre futuros del Nikkei, el mercado cayó con fuerza, provocando que él comprara muchas más posiciones hasta quedarse sin cash.
No consiguió aguantar el mercado y decidió ejecutar operaciones puts (algo complicado de explicar) y cobrar la prima.
Con esas primas consiguió pagar más futuros del Nikkei y el mercado comenzó a subir.
Ganó mucho dinero con esa operativa y cubrió todas las pérdidas que habían acumuladas en la cuenta 88888.
Se emocionó, había encontrado una mina de oro.
A partir de ahí, se puede decir que Nick Leeson era el propio mercado, operaba tan apalancado que se compraba y vendía contratos así mismo.
Una locura.
¿Pero qué pasó?
Catástrofe natural al canto.
El 17 de Enero de 1.995 hubo un gran terremoto en Kobe (Japón) que destruyó muchas infraestructuras del país, hundió el índice Nikkei, el yen y gran parte de la economía japonesa.
Nick Lesson tuvo una nueva lucecita en su cabeza y vio aquí una nueva super oportunidad.
Pensó que, a través del banco, podrían financiar la “reconstrucción de la catástrofe”.
Comenzó a apalancarse todavía más apostando a que el Nikkei se mantendría estable después de la catástrofe llegando a tener el 50% del mercado de futuros en sus manos.
Pero como no, algo salió mal.
El Banco de Japón decidió entrar al trapo y no quería que nadie hiciera negocio con la ruina del país y decidió financiar la reconstrucción con bonos del estado.
¿Resultado?
Desplome del Nikkei y Leeson perdió algo más de 800 millones de libras.
El Barings Bank no se dio cuenta en un principio del agujero que había generado su empleado hasta que los auditores descubrieron que esas pérdidas eran el doble del capital de comercio disponible del banco.
Barings fue declarado insolvente el 26 de febrero de 1.995.
Nick, con documentos falsos, huyó de Singapur, pero la policía le estaba esperando en un aeropuerto alemán, procediendo a su detención.